lunes, 15 de noviembre de 2010

Ternurita

Realmente no tengo nada en contra de matar animales para comer, vestir, practicar deporte o querer apantallar a una muchachona, creo que por algo somos el último eslabón de la cadena alimenticia. Sin embargo, hay modos y formas de proceder... caray!


Si alguna vez has visto esos videos donde canadienses llegan a zonas árticas a agarrar a batazos a pequeñas focas bebé, sabrás a qué me refiero... No hay nada más espantoso y cruel que partirle su reverenda carita a una foca bebé... además el contraste de la sangre con el blanco de su cuerpo y la nieve aumentan el dramatismo... No veo el porqué proceder con tal sadismo. Ciertamente me hace pensar que la gente que mata a estos animales les tiene envidia, sus lindas caritas les reflejan lo humanos que son.


Deberían hacerle como John, adoptar lo más importante y llamativo de estos seres y aplicarlo en su vida, en su cara... Ustedes se preguntarán quien es John. Pues fue el primer humano que aceptó hacerse un trasplante de cara, desdeñando su cara humana, se injertó una de foca bebé. La verdad, ese cambio le transformó la vida y lo hizo más emprendedor, mas confidente en sí mismo y mucho más depravado. De las cochambrosas mentes danesas de Mikael Wulff y Anders Morgenthaler, les presento a  John Ricky:


(Todas son de octubre de 2006)

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