miércoles, 23 de marzo de 2011

Recomiéndenme unas rolas chidas....


¿Qué es ser moderno? recién en enero volví a a tener un Ipod shuffle, ahora sólo me falta contagiarme de la melomanía de la mayoría de mis amigos. Es cagado, casi todos mis cuates son por algún motivo aficionados a la música, desde el que te saca el remix de una rola olvidada en los 70' hasta la que tiene las covers más actualizados de los Ramones. Yo, sin embargo, soy impaciente en eso de buscar música. Tengo algunos gustos a los que puedo recurrir en cualquier situación, mismos que a veces me dan hueva. Carezco de esa vena melómana que me hace aguantar el radio, o imaginar una banda en el browser (buscador) de canciones/videos. Me han pasado canciones, discos y USBs... los escucho y de varias canciones me quedo con algunas que pasan a la rotación continua. Se podría decir que soy selectivo de no ser porque puedo escuchar cualquier pendejada después cualquier melodía sublime. 
Creo, ciertamente que la música es como la comida. Me explico, uno puede decir que no le gusta el gaspacho porque no lo conoce, lo probó una vez y no le gustó, le caga el sabor o simplemente le disgusta la consistencia o el cómo se ve. Cada que su familia lo prepare, aquél preferirá saltarse ese plato y seguir con -digamos- la ensalada. Igual con la música, uno se salta lo que "no le gusta"... pero si en lugar de gaspacho hablamos de arroz, ese platillo que al menos una vez a la semana se nos ofrece en la mesa, la cosa cambia... a quienes no les gusta el arroz merecen el peyorativo de "hipster" más que nadie... lo mismo al que diga que es su comida favorita. El arroz es comida, no platillo y la música es música. 
Si uno empezara a salir con una chica a la que le encanta el gaspacho, en algún momento apechugaría y lo probaría... podría o bien decir que no le gustó pa que su chica vea "que es bien original y no se anda con mamadas" o decir que "pus está bueno, pero paso". De ahí en adelante no le hará jetas al platillo cada que su novia se ande atragantando. Más adelante, incluso podría aceptar a comerse un plato "sólo porque esta vez sí traigo un chingo de hambre", y cuando corte comerá gaspacho sazonado con sus propias lágrimas, por que le gusta recordar a su chica que se fue con el taquero de la esquina.
El gusto se da por repetición. No he leído a Bordieu para poder explicarlo, pero lo que he visto es así. Mis genes satelucos me ponen actualizado de lo que EXA.fm pone en su programación. Mi mamá amante de la trova -que de morro tanto me cagaba por despertarme los sábados a las ingentes 11 horas a.m.- me ha pegado el gusto. El Moco el Ska, que luego profundizó Valeria. A todas esas "músicas" les puse peros y me alcé el cuello sintiéndome el conocedor de buenos gustos y costumbre. 
Un ejemplo más impersonal, Cómo te voy a olvidar (Ángeles azules) pasó de ser una rola tan pero tan naca a convertirse en un juego kitsch que todo el mundo sabe y que no puede faltar aún en la boda de los hijos de Slim. Se repitió y repitió hasta el grado en que nadie la consideraba naca por miedo a caer en cuenta de que el naco es uno (como diría Abel Quezada "¿qué naco habrá inventado la palabra naco?"). 
Así pues, a lo que voy es sencillo, entiendo que hay a quienes prefieren la comida italiana a la japonesa, pero sus referentes son Domino's Pizza y Sushi Itto, otros, en cambio tendrán en mente Italianis y Shirakaba. Es lo mismo, a todo se hace uno... y a fin de cuentas, todo sale café y pestilente. Aquél que diga que esa música está chafa no la ha escuchado -claro está, la música y la comida requieren apreciación, tiempo- y sólo se abrirá a ella cuando se la sepa y sienta culpa por ello. ¿Cuántas rolas no se sabe uno que le da pena saber? ¿Quién no ha cantado "de pronto SPLASH! la chica del bikini azul"? Les digo, la repetición vence a la voluntad de hipstear.
Ora que mi problema es el que no me sale eso de andar oyendo lo que haya... por lo general lo que me pasan mis cuates es de su gusto y considero que piensan en mi gusto al momento de pasarlo. Sin embargo lo "random" como le dicen mis amigos del Thomas, es todo menos aleatorio. Déjenme su Ipod un día y puedo decir dónde compran su ropa, el símil en la comida sería, déjenme verlos comer y les diré de qué color saldrá. Dime tu platillo favorito de comida japonesa y demostrarás no haber ido nunca al Japón (promoción no válida para los Kame)
Y está bien encasillarse, lo que me zurra es que en promoción de un grupo de fritos "que-son-bien-buenos" se queden sin oir las friteses de otros grupos "igual-de-buenos". Hay que respetar todo en esta vida

... menos lo emo.

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