Según el mito griego Zeus se convirtió en un toro con la intención de llevarse a Europa, una chicuela de Fenicia, en su lomo a Creta. Con ello, el toro llevó la civilización helenista a Grecia, que se la pasó a Roma y la chicuela Europa se difundió en aquellas tierras como la Malaria en Centroamérica.
Calderón, Reforma, 9 de diciembre
Algunos mileños después, Europa dominó el mundo. Y en la cúspide de su poder se partió la madre ella misma. Tras la Guerra Civil Europea, los habitantes de aquellos lares decidieron llevar a Europa a otra parte. Más allá de la dominación política, querían hacer una zona de confort económico y para ello usaron el Toro económico (que me recuerda al Moloch de Ginsberg), para avasallar a quienes se quedaban a medias. El toro del euro cabalgó (aunque no es caballo) en dirección que le pusiera Europa. Hasta la crisis de este año.
Martin Rowson, "Europa and the bull (Britain and the bullshit)", The Guardian, Inglaterra, 18 de noviembre.
Los cartones aquí mostrados refieren todos a la misma situación, desde distintas perspectivas. Mientras para el mexicano Europa lidia con el eurotoro, en una complicada y peligrosa situación, como si estuviera en un rodeo. Para el inglés Rowson, Angela Merkel dirige al eurotoro de la mejor forma posible: desnuda y por los cuernos. Al mismo tiempo David Cameron, el primer ministro inglés, y Ed Miliband de su gabinete económico, son cobijados por un enorme gato blanco, con el que suele representar a la burguesía. La escena es una crítica al euroescepticismo de los conservadores ingleses que han dejado a su suerte a Europa.
Arend Van Dam, Holanda, 4 de noviembre.
El tercer cartón, del holandés van Dam se aleja tal cual del mito de Europa para dar una queja lastimera de las divisiones nacionalistas en el seno de Unión Europea. Marca las 4 regiones económicas globales, simbolizada cada una por un animal. El toro europeo, cual huevo kinder, está abierto por la mitas dejando salir a dos de sus miembros que se baten entre sí, quedando a merced de las otras presas. Este cartón, a diferencia del inglés, parte desde el reconocimiento de que Holanda no es un país que pueda dirigir Europa. De hecho, Holanda sólo puede ver el pleito entre Francia y Alemaña, el desdén de Inglaterra, la chiquillada PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) y sus desmanes; desde el cómo palco de su economía, a sabiendas que tiene todas las de perder.
En momentos así -supongo- un holandés tacha de ingenuo el cartón del mexicano.
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