Tony Auth, New York Times, domingo 20 de febrero.
La situación en Medio Oriente recuerda vagamente la influenza porcina que salió de México en abril de 2009. Ésta, como la revolución -o revuelta- del mundo árabe, se fue contagiando a países que en un principio negaban contacto o debilidad en sus defensas. Peor aún, podría compararse con la crisis económica del Euro, que estalló en Grecia, contagió a Irlanda, y ya presenta los primeros aterradores síntomas Portugal. Más parecida a la segunda que a la primera, las revueltas del mundo árabe han puesto en evidencia lo que wikileaks había señalado desde el año pasado: a los gringos no les interesa la democracia en medio oriente, sino el petróleo. "Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses." dice el refrán
Tom Toles, The Washington Post, New York Times, 21 de febrero.
Hablando de amigos y rivales, los gringos mantienen como aliados a "amigos" tan embarazosos como Gadaffi, de Libia, lo hicieron con Mubarak en Egipto y con Fox (se pronuncia Fucks) en México. Dicen que más jala un par de tetas que un chingo de carretas (Vasconcelos Dixit en La tormenta), y más cuando el lubricante es de origen hidrocarburo. Lo que les falla a los gringos es entender que los regímenes petroleros son tan malos para su gente como los derivados del petróleo para el ambiente. De ahí que aunque apoyen políticamente autocracias en Medio Oriente y no hagan nada contra Chávez en Venezuela, estén en constante búsqueda de autos ecológicos. Parajódicamente (ni paradoja ni pajaroda) les entra la penita de querer sustituir a sus petrolíficos amigos así que niegan el calentamiento global...
Por eso en lo que decae el poderío gringo, que ya ni nos puede defender del Sarkozy, deberíamos pensar -sin dejar de rascarnos los aguacates- ¿Y ahora qué?
El roto, El país, 21 febrero.
... Para luego no estar chillando
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