Polo Jasso, "El Cerdotado", Milenio 5 de julio.
Me aterra pensar que ahorita, mi juventud, es mi periodo más radical. Eso implica que cuando dé el giro conservador que suelen hacer los mexinacos ilustres cuando llegan a la chochez me convertiré en un despreciable anciano. Pareciera que me llegaron al precio, ciertamente hoy ya no puedo criticar a nadie por nada... así que es mejor dar el giro conservador d'un vez y a ver si con el tiempo me radicalizo.
Diego Rivera pidió, al inicio de los cincuenta, su reingreso al PC tras negar la blasfemia trotskyista. Vasconcelos enfatizó su racismo hispanófilo y hasta pedía el armagedon nuclear. Chespirito se volvió provida y crítico de arte. Edmundo O'Gorman rechazó acostarse con Carmen de Luna. Lombardo Toledano se conformó con la farsa del PPS. Octavio Paz se hizo uno de los últimos y más fuertes caudillos (más bien caciques) culturales. Rosario Robles se volvió peñista cuando ya tenía la cola ahumada. Fox... bueno... Fox. Todo esto lo hicieron cuando ya eran personajes reconocidos.
De lo cual sacó una conclusión: Es mejor ser un corrupto y luego redimirse que ser un ejemplo y luego corromperse.
Sigamos navegando sin brújula, ni orientación, ni pasaporte... ni motivo.
Jis, "Otro día", Milenio, 9 de julio.
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