En La tormenta, Vasconcelos indica que cuando se enteró de que los aguaprietistas estaban persiguiendo a Venustiano Carranza en su huida a Veracruz, deseaba que lo mataran y sepultaran en un cementerio cercano a la ciudad de México, para un día poder darse el tiempo de ir a la tumba del "barbas de chivo" para bailar sobre ella.
Hoy en día con la dictadura de la corrección política, bailar en la tumba de alguien, está tan mal visto como los chistes de Platanito. Orinar sobre guerrilleros muertos -dicen los puristas de Derechos humanos- se ha vuelto un tabú. Algo que si bien se ha hecho desde la Guerra de Troya, ahora con la posibilidad de grabar el acto ha caído en la peor de las censuras.
Steve Bell, The Guardian, Inglaterra, 13 de enero
Cartun, Milenio, 13 de enero.
El Fisgón, 14 de enero, La Jornada, "Los US meorines"
Margulies, Estados Unidos, 13 de enero "Marines Urinating on Taliban"
Daryl Cagle, cagle.com, 14 de enero, "Remember no to pee"
Fares Garabet, Siria, 13 de enero. "soldiers Pee"
Rainer Hachfeld, Alemania, 15 de enero, "Standard & Poors vs. European Union"
Jabaz, Milenio, 16 de enero, "los usos de USA"
Cartún, Milenio, 19 de enero.
Helio Flores, El universal, 16 de enero "Mea Culpa",
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