Una de las más grandes diferencias que encuentro entre la caricatura política de Estados Unidos y de México está en que, mientras los gringos pueden ser divididos en 2 grandes bandos: liberales y conservadores y quizá una pequeña fracción extra de "independientes", en México el espíritu de tribu aún pervive y aunque hay grupos identificables, hay también una amplia gama de visiones políticas manifiestas y encontradas. En Estados Unidos es real la relación entre moneros conservadores y el Partido Republicano (o G.O.P.) como la de moneros liberales con el Partido Demócrata; los independientes en cambio son como "indies" y ciertamente ofrecen una visión crítica mucho menos maniquea.
José Hernández, "Ultimo informe", La Jornada, 30 de Agosto.
En México más que por partidos, creo que los moneros se agrupan de alguna forma en periódicos. Obviamente no digo que no haya simpatías manifiesta de un grupo por el PRD y/o AMLO, aunque no ubico a ninguno que sea netamente calderonista. Otro grupo aún más grande que el propeje es el "No + Sangre" al que se adhirieron pejistas y no pejistas.
Sin embargo, los periódicos en cierta forma modelan a sus caricaturistas. Por ejemplo, Excélsior de tendencia proPRI tiene a Fernando Llera y a Gregorio tirando mierda constante al Peje-PRD y últimamente también le tira al PAN -y con más saña que antes-, sin embargo este rotativo cuenta también con colaboraciones de Víctor Solís, que más que político es social o como un cronista del D.F.
Nerilicón, "Transición", El Economista, 5 de septiembre.
Un grupo bien consolidado es, sin duda, el de los moneros del Chamuco, y por extensión, de La Jornada. Es un grupo que se formó desde los ochenta, algunos hicieron sus primeros pininos en la tercera época de La Garrapata y han estado en la caricatura militante desde entonces. Y aunque en el sexenio anterior Magú se volvió un disidente interno, su autoridad aún pesa y de alguna forma le da una embarrada de pluralidad a ese Granma mexicano. Otro grupo, creo, es el de Reforma: Calderón, Camacho, Sifuentes y Rictus, de tendencia liberal, muy compatible con la línea empresarial del periódico que en su tiempo fue cuasi vocero de Fox.
El dúo de El Economista ha acompañado a este periódico desde 1988, cuando se fundó. Son, a mi criterio, dos de los más constantes moneros que hoy hay: Perujo y Nerilicón. Apartidistas y críticos de todos los colores, denunciantes de la desigualdad que la era neoliberal acentuó pero favorables a la inserción de México en la economía global, estos dos moneros tienen técnica, tino y humor. Estas cosas que debieran ser moneda común hoy pasan por ser características de lujo.
Perujo, "Transición", El Economista, 6 de septiembre.
Digo de lujo, porque los moneros de La Jornada/El Chamuco este sexenio perdieron gracia. Se tomaron tan en serio su periodismo gráfico militante que en lugar de recurrir al humor fueron saturándose de enojo. En parte, la discrepancia con Magú tuvo que ver con esto. Parafraseando a Paco Calderón, un monero respetuoso es tan inservible como un diplomático majadero y los chamucos al tomar posición por el peje, se volvieron propagandistas acríticos (otro de los motivos de la fricción con Magú), perdieron la gracia y frescura de la primera época del chamuco y pasaron a ser voceros empoderados.
En cambio, en El Economista siempre se vio con desconfianza los baños de pureza del peje, así como el talante autoritario e intransigente de Fecal. No creo hablar al tanteo al afirmar que la adopción de un estilo caricaturesco más... "realista" (en proporciones, parecidos y movimientos) de los moneros jornaleros, un estilo más sobrio indica este endurecimiento se su postura... quieren retratar la Realidad y no una opinión de ella, se asumen como sintetizadores de la política. En cambio y como es el caso de la entrada, los economistas, aunque también mantienen trazos de proporciones fidedignas, hacen propiamente caricatura.
El Fisgón, "Transición tersa (la estafeta)", La Jornada, 7 de septiembre.
Es decir, y como se aprecia en particular con los últimos dos cartones donde FCH le pasa a EPN la estafeta, la seriedad y lo inconfundible del parecido en el trazo del Fisgón contrasta con la desproporción del mazo-estafeta que hace Perujo. El mazo (o basto en la baraja española) símbolo del autoritarismo desde los cartones del Tío Sam con el "Gran Garrote" desaparece para evidenciar lo obvio, no hay garrote vil, sino macana. En particular, Barajas -El Fisgón- hace cartones más denotativos para realzar que sus imágenes son más testimoniales que satíricas y ahí cae en el error. Y no porque la gente crea que en efecto son imágenes de "la verdad" así es.
Por lo demás queda decir que hay un tema al que ya he recurrido antes en este blog, y es el uso de soluciones gráficas muy parecidas por moneros separados temporal, espacial o ideológicamente. La diferencias entre los dos temas de las imágenes de esta entrada (el ataúd-tribuna del congreso y el relevo de estafeta FCH-EPN) es de días. Son soluciones gráficas que no son plagio por el hecho de que los íconos y/o símbolos a los que recurren son parte de un bagaje gráfico de la política en general.
Pero de que encontrarse cartones así hace a uno decir: "Éste yo ya lo ví en otro lado", así ocurre.